El retrete
El pantalón y calzoncillo hasta los tobillos. El anciano se había dormido sentado en el retrete. Un hilillo de baba escurría por la comisura de sus labios. Resopló por la nariz. Despertó cuando un leve ardor de sus testículos mojados por el agua sucia indicaban que ya tenía rato dormido. Un olor nauseabundo hilvanó. El viejo se levantó, de su entrepierna escurría su miseria. Con un pedazo de soberbia se limpio el orgullo.©#La300
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