sábado, 8 de julio de 2023

LA LLEGADA

La llegada
Natalia Vartán
Esta semana he vuelto a ver The Arrival. La peli es famosa por lo bien que plantea cómo podría ser la comunicación con una especie alienígena, pero hoy me voy a centrar en otro aspecto que toca: el tiempo como dimensión. Y una reflexión aterradora que trae con ello.
Por cierto, antes de continuar. En este hilo habrá SPOILERS. En principio, lo que voy a escribir es para gente que ya haya visto la película y quiera volverla a ver, pero con otros ojos. Si no la has visto, casi mejor que la veas antes de leer esto. Dicho esto, empecemos.
La línea principal de la película, como decía antes, se sostiene sobre cómo podría ser la comunicación con una especie alienígena, cuyo planteamiento del lenguaje sería completamente diferente al nuestro. Eso ya de por sí es interesantísimo. Pero la peli va mucho más allá.
La forma de comunicación de estos extraterrestres no se basa en palabras, sino en ideas plasmadas en una especie de símbolos circulares. Y en la película se dice una cosa que es trascendental para entender lo que yo voy a comentar:
El aprendizaje de una lengua determina el funcionamiento del cerebro. Yo no sé si esto es así exactamente o no, pero podría tener sentido: la forma de expresar ideas, de comunicarlas, nos obliga a pensar de formas diferentes, según cómo tengamos que hacerlo. Que comunicarlas.
Hay ideas, sentimientos, emociones etc., que en un idioma hay que desarrollarlas con varias frases y que en otros se expresan con una sola palabra. Basta indagar en Internet para conocer muchas, pero, por poner un ejemplo... 
Y si eso ocurre en idiomas humanos, cuánto más sería en formas de comunicación extraterrestres. Pues bien, sobre esta base de que la forma de comunicación hace cambiar el funcionamiento del cerebro, en la película, los alienígenas ofrecen su idioma como un arma.
Un instrumento para cambiar la forma de funcionar el cerebro humano. ¿Y en qué consiste ese cambio? Pues, en la película, conocer ese idioma alienígena permite que nuestros cerebros perciban el tiempo como una dimensión, no de forma lineal. No solo de atrás hacia adelante.
Nosotros, según el conocimiento actual, ya consideramos al tiempo como una dimensión, pero asumimos que no somos capaces de percibirla como tal. Las dimensiones que percibimos son tres. Delante-detrás (profundidad), izquierda-derecha (anchura) y arriba-abajo (altura).
Nosotros nos movemos en esas dimensiones con total naturalidad, en todas direcciones, vamos y volvemos en ellas. Las percibimos perfectamente. Pero el tiempo solo lo percibimos en una dirección: de antes a después. No podemos ir de después a antes, como sí hacemos en el espacio.
No sabemos qué hay después antes de vivirlo, pero sí lo sabemos en el espacio. Basta con mirar adelante, o arriba, o a un lado. No podemos predecir el futuro (si acaso intuirlo), pero sí podemos saber qué hay cien metros más allá sin necesidad de desplazarnos. Esa es la idea.
Y para entender lo que quiero decir, imaginemos un ser bidimensional. Un ser que solo percibe dos dimensiones. Por ejemplo, un ser que no percibe la dimensión arriba-abajo. Sólo izquierda-derecha y delante-detras. Hagamos un ejercicio de imaginación.
¿Cómo vería ese ser, por ejemplo, a un ser humano? Pues como no percibe el arriba-abajo, nos vería solo como dos huellas en el suelo. Las huellas de nuestros pies. ¿Y una mesa de 4 patas? Pues la huella de las 4 patas en el suelo. ¿Y un coche? La huella de las 4 ruedas.
¿Entendéis por dónde voy? Para ese ser, no hay arriba-abajo. No percibe la altura, solo la anchura y la profundidad. Y en este sentido, en el tiempo como dimensión, nuestras vidas se plantearían como una película en la que nosotros sólo percibimos el fotograma actual...,
... recordamos los anteriores y, en base a nuestra experiencia, podemos intuir algunos de los futuros, pero nunca conocerlos con seguridad total. ¿Imagináis cuánto mundo se pierde el ser bidimensional al no percibir la altura? Pues imaginad también cuánto nos podemos estar...
...perdiendo nosotros al no percibir el tiempo como dimensión en su totalidad. Y justamente esto se plantea en la película. La protagonista, a medida que va conociendo el idioma alienígena, va "recordando su futuro". Va percibiendo la dimensión temporal en su totalidad.
Va siendo capaz de ver su vida al completo: pasado, presente y futuro. Como una película. Y esto, que puede ser considerado ciencia ficción o fantasía, podría no serlo tanto. De hecho, según el conocimiento actual, la cosa indica que debería ser así, pero que nosotros no...
...somos capaces de percibirlo. Y esto, como decía al principio, genera un debate aterrador que trae de cabeza a filósofos y metafísicos. ¿Existe el libre albedrío, o nuestras vidas están ya predeterminadas, como en una película? ¿Existe el DESTINO, así con mayúsculas?
Pues si hacemos caso a lo que sugiere la película, es más bien lo segundo. Es decir, si el tiempo es una dimensión de manera que nuestras vidas son como películas, fotograma a fotograma, se trataría de una historia ya escrita de la que nosotros sólo percibimos el presente.
Yo no me hoy a meter en el jardín de dar una respuesta a esto porque no tengo formación ni conocimientos para ello. Pero parte del conocimiento científico nos deja la idea de que podría ser así. De que podría estar todo predeterminado.
Y eso, como decía antes, es un pensamiento aterrador que más vale aparcar a un lado y no hacerle mucho caso. Así que sugiero seguir adelante como si nada y hacer como si este hilo jamás hubiese sido escrito ni leído.
Autora: Natalia Vartán
Fuente del tuit: https://twitter.com/NataliaVartan/status/1677637838085529600?t=Dl20wx-bD8RMFWJ13sviWA&s=19



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tus comentarios, en la 300 trabajamos para ustedes.