Por Jorge Luis Montiel V.
Segunda y última parte.
#La300
Dr. Enrique Romero, Director de
HGZ No49 de Los Mochis, quiero contarle que el pasado martes 25 de junio en la
noche, en la sala principal al interior de urgencias, en ese lugar donde uno
espera que le asignen cama, al igual que yo, estábamos 12 pacientes, cinco de
ellos alcanzaron cama, el resto, en duras sillas, convalecíamos atados a través
de mangueras que conectaban a las bolsas con solución que colgaban de un enorme tuvo. Todos
estábamos en un pasillo, más o menos de 3 x 4, 12 metros cuadrados, quizás
menos. En esa condición somnolienta,
escuchamos un fuerte golpe, no entendíamos lo que pasaba, el escándalo o
gritos de pavor de parte de enfermeras y pacientes se debía a que uno de los
convalecientes había arrancado las mangueras a las que estaba conectado y con
el tubo había golpeado a una persona, al parecer la que lo cuidaba. Cuando nos
dimos cuenta, luego de medio despertar del letargo doloroso en que nos
encontrábamos, estaba frente a nosotros una persona de considerable altura, con
los ojos desorbitados, y levantando con ambos brazos y manos el tubo con el
cual amenazaba con golpearnos. Nosotros estupefactos, sólo atinamos a
arrinconarnos en esos 12 metros cuadrados. Frente al trastornado paciente
estaba un médico que haciendo acopio de profesionalismo le pedía que no lo
hiciera, que no descargara el golpe, que se calmara. El desequilibrado sujeto
desistió de su intento y siguió por el pasillo. En ese lugar, en un momento de
descuido enfermeros, médicos y personas que acompañaban a los convalecientes
lograron someter al perturbado sujeto, haciéndole bolita, hasta que le
inyectaron algún potente somnífero. El enorme sujeto quedó dormido, lo ataron a
una cama con cintas y trapos. Eso fue un verdadero susto, la adrenalina corrió
por nuestros cuerpos. Consideré importante relatar lo sucedido esa noche en la
madrugada, porque igual, vuelve a suceder y es mejor que el director del
hospital aplique las medidas pertinentes y evitar que suceda algo más grave.
CONCLUSIÓN
Los protocolos de seguridad, para
ese tipo de casos, al parecer no
existen. Los guardias de seguridad no supieron que hacer, ni en el momento ni
después. Una vez más, doctores, enfermeras y gente que estaba al cuidado de sus
familiares salieron al frente. Reconocer al médico que protegió a los pacientes
que estábamos arrinconados y logró calmar al impulsivo sujeto. Que bien que no
sucedió algo más grave. Sin duda, evidencia de que el sistema de salud carece
de un hospital especializado para tratar a este tipo de personas, me refiero a
un hospital psiquiátrico o algo parecido para dar cauce este tipo de trastornos.
La seguridad de los pacientes es una responsabilidad de usted, Dr. Enrique
Romero, Director de HGZ No49 de Los Mochis. Es lamentable que los encargados de
la seguridad hayan expresado que ellos no saben qué hacer en estos casos. De lo
que digo aquí no hay fotos, ni videos, ni audios, sólo mi testimonio de una
noche de terror en el área de urgencias del IMSS de la 49 de Los Mochis…#La300